domingo, 26 de octubre de 2008

ANHELANDO AL SEÑOR

ANHELANDO AL SEÑOR

Por Srila Paramadvaiti Swami


Las descripciones de Sriman Mahâprabhu y Sus asociados, danzando en el Festival de Ratha yâtrâ, son bien conocidas. Estos pasatiempos fueron detalladamente descritos por Krsnadasa Kavirâja Goswami en la sección Madhya lila de su Sri Caitanya-caritamrta. Pero no tan sabida, aunque digna de ser escuchada, es la narración acerca del devoto, Jagadisha Ganguli, quien no pudo participar del festival en tal oportunidad.

En los tiempos de Mahâprabhu, hace aproximadamente 500 años, en el área de Nabadvipa vivía un Vaishnava llamado Jagadisha Ganguli. Sin importarle su avanzada edad, solía unirse a los Vaishnavas de Nabadvipa en su viaje de peregrinación anual a Jaganath Purî para tomar parte en el Festival de Ratha yâtrâ. En aquella época, Bengala estaba estrictamente controlada por los Musulmanes, viajar se hacía difícil y peligroso. A cada tantos kilómetros, los peregrinos eran detenidos por barricadas callejeras, las cuales solo podían franquearse pagando impuestos. Aunque, por tener confianza absoluta en el Señor, Jagadisha toleraba todos estos obstáculos.

Por una arreglo de la providencia, un día sin razón alguna la visión de Jagadisha desapareció de repente, dejándolo de este modo, como un viejo completamente ciego. Mientras los devotos empezaban a prepararse para el viaje anual de peregrinaje a Jaganath Purî por la ocasión del la celebración del Ratha yâtrâ, Jagadisha como siempre, se preparaba también. Aunque estaba muy irritado y dolorido a causa de su reciente incapacidad para contemplar la hermosa forma de su Señor Jagannâtha, se consolaba a si mismo con el hecho de que a pesar de todo podría escuchar el canto de Sri Mahâprabhu en el kirtan.

Razonando de esta manera, Jagadisha les pidió a los Vaishnavas que lo llevaran, aunque su petición fue rechazada ya que nadie quería viajar 600 kilómetros caminando con un hombre viejo y ciego desde Nabadvipa hasta Purî. Rogando insistentemente a los Vaishnavas que lo llevaran, ya que su deseo y anhelo de encontrarse con el Señor era tan fuerte, finalmente un Vaishnava sintió compasión por él y accedió a llevarlo. La felicidad de Jagadisha Ganguli no conoció fronteras y le hizo gritar: "¡Iré al Ratha yâtrâ, iré al Ratha yâtrâ!"

Al día siguiente Jagadisha Ganguli estaba esperando en el lugar acordado. Pasó el tiempo y el Vaishnava no llegó. Finalmente percatándose de que el Vaishnava debía haber cambiado de idea y no cumpliría su promesa de llevarlo, Jagadisha irrumpió en desesperación: "¡Oh, Señor Jagannâtha, no obtengo tu misericordia para llegar a Ti. No me es permitido estar en Tu Ratha yâtrâ. ¡Cuán inútil es mi existencia!"



Esa noche, el Señor Jagannâtha se le apareció en un sueño (algunas veces se menciona que sólo escuchó una voz) instruyéndolo: "Mi querido devoto, levántate. Tomarás un baño en el Ganga y en este encontrarás un trozo de madera. Lleva este leño al tallador leproso y dile que talle las deidades de Jagannâtha, Baladeva y Subhadra. Una vez que termine, has un templo en ese mismo lugar y empieza Mi adoración, la de Baladeva y la de Subhadra.

Al despertar de este estado de inconsciencia, apenas podía creerlo.

"¿Jagannâtha Swami se me apareció en un sueño? Eso es aun mejor que ir al Ratha yâtrâ". Inmediatamente obedeciendo las instrucciones de su amado Señor, tomó su bastón y empezó a caminar hacia la Madre Ganga. Era la media noche, aunque, en última instancia, día o noche no eran diferentes para Jagadisha Ganguli.

Su cuerpo senil y su falta de vista hacían mas difícil el camino resbaloso, aun así, logró llegar a la Madre Ganga, y ofreciendo sus reverencias entró a las aguas. Un poco después fue golpeado por un enorme trozo de madera, el cual casi lo ahoga, cumpliéndose de este modo la predicción de Jagannâtha muy rápidamente.

Sacando el gran leño de las aguas, lo cargó hasta llegar a donde el tallador leproso, (en esta parte, las descripciones difieren levemente mencionando que fue entonces cuando recuperó la vista, y algunas veces esto no es mencionado especialmente) quien al ser abordado por él, rehusó empezar este trabajo pensando en que Jagadisha se burlaría de el, le mostró sus manos enfermas de lepra, llenas de sangre y mucosa. "Esta sería una ofensa total. Sólo, olvídalo. No haré esto" le respondió.

No obstante Jagadisha insistentemente le suplicó y discutió con él, y logró de esa manera que él, finalmente aceptara. Tolerando dolores casi insoportables ya que sus manos estaban llenas de llagas abiertas, con gran dificultad, el leproso empezó su trabajo de talla convirtiendo el trozo de madera en tres hermosas deidades de Sri Jagannâtha, Baladeva y Subhadra.

Al terminar su obra, ambos el tallador leproso, al igual que Jagadisha Ganguli, fueron aliviados de sus enfermedades.


Luego en un mutuo abrazo, danzaron alrededor de las deidades de Jagannâtha, Baladeva y Subhadra cantando:

"¡Jaya Jagannâtha, Jaya Jagannâtha!"


REFLEXIONES ACERCA DE ESTA HISTORIA:

Por ser en si misma una historia muy conmovedora, este evento nos enseña algunas cosas, las cuales son:

Las situaciones de sentimientos intensos de separación del Señor, pueden ser creadas por el Señor Mismo para hacer más profundo el anhelo y amor en el corazón de los devotos, como dice el dicho: "La separación hace encariñarse mas al corazón".

Recibir el darshan del Señor, no se obtiene gratis, no es barato, un anhelo sincero del corazón es necesario y quizá también sea esta la causa para que el Señor se revele a Si Mismo al devoto, si Él así lo desea. Al tener confianza absoluta en la protección del Señor, tentativamente las desventajas materiales. pueden convertirse en la causa para nuestro crecimiento espiritual.


Fuente Consultada:
"Curso de Iniciación en el Bhakti Yoga"
www.univeda.org

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