sábado, 29 de noviembre de 2008

BALARĀMA MATA A LOS DEMONIOS - 3º Parte


BALARĀMA MATA A RUKMĪ
Y ROMPE LOS DIENTES
DEL REY DE KALINGA




El rey de Vidarbha, Mahārāja Bhīşmaka, tenía cinco hijos y una sola hija. El primer hijo era conocido como Rukmī; el segundo, Rukmaratha; el tercero como Rukmabāhu; el cuarto, Rukmakeśa; y el quinto y menos Rukmamālī. Los hermanos tenía una joven hermana, Rukmiņī.

Ella era hermosa y casta, y estaba destinada a casarse con el Señor Krishna.

El rey Bhīşmaka quería ofrecer a Krishna la mano de su hija Rukmiņī, pero Rukmī, el mayor de sus cinco hijos, se opuso. Debido a ello, Bhīşmaka tuvo que cambiar su decisión y ofrecer la mano de Rukmiņī al rey de Cedi, Śiśupāla, que era primo de Krishna. Rukmiņī, sin embargo, se las ingenió para enviar una carta a Krishna pidiéndole que la raptase. Así, para complacer a Rukmiņī, que era Su gran devota, Krishna la raptó.

Esto dio lugar a un violento combate entre Krishna y el otro bando, comandado por Rukmī, el hermano de Rukmiņī. Rukmī fue vencido y, por sus ásperas palabras contra Krishna, estuvo a punto de morir en Sus manos, pero le salvaron los ruegos de Rukmiņī.

Los años fueron pasando y el odio de Rukmī hacia Krishna siempre continuó, pero a pesar de ello, Rukmī sentía un gran afecto por su hermana Rukmiņī, y quería complacerla en todo aspecto. Debido a ello, cuando el nieto de Rukmiņī, Aniruddha, se iba a casar, Rukmī le ofreció su nieta Rocanā a Aniruddha.

Esos matrimonios entre primos inmediatos no los anima mucho la cultura védica, pero para complacer a Rukmiņī, Rukmī le ofreció su hija y su nieta al hijo y al nieto de Krishna, respectivamente. Así pues, al concluir la negociación del matrimonio de Anirudhha con Rocanā, un gran cortejo matrimonial acompañó a Aniruddha y partió desde Dvārakā. Viajaron hasta que llegaron a Bhojakaţa, un lugar que Rukmī había colonizado después de que Krishna hubo raptado a su hermana.

Este cortejo matrimonial estaba dirigido por el abuelo, es decir el Señor Krishna, acompañado por el Señor Balarāma y también por Rukmiņī, la primera esposa de Krishna, por Su hijo Pradyumna, por Sāmba, el hijo de Jāmbhavatī, y por muchos otros parientes y miembros de la familia. llegaron al pueblo de Bhojakaţa, y la ceremonia de matrimonio se ejecutó pacíficamente.

El rey de Kalińga era amigo de Rukmī, y le dio a éste el mal consejo de que jugara con Balarāma y lo derrotara en una apuesta. Entre los reyes kşatriyas, jugar al ajedrez y hacer apuestas en dicho juego no era algo poco común. Si alguien retaba a un amigo para jugar ajedrez, el rey de Kalińga lo sabía. Así pues, a Rukmī se le aconsejó que se vengara de los miembros de la familia de Krishna, retando a Balarāma a jugar al ajedrez.

A pesar de que no era muy experto en jugar ajedrez, Śrī Balarāmajī se entusiasmaba mucho con las actividades deportivas. Él aceptó el reto de Rukmī y se sentó a jugar. La apuesta se hacía con monedas de oro, y Balarāma primero hizo un desafío con cien moneas, luego con mil monedas y luego con diez mil monedas. Cada vez Balarāma perdía, y Rukmī salía victorioso.

El hecho de que Śrī Balarāma perdiera en el juego, era una oportunidad para que el rey de Kalińga criticara a Krishna y a Balarāma. Así, el rey de Kalińga hablaba en broma, y adrede le mostraba sus dientes a Balarāma. Debido a que Balarāma era el perdedor del juego, se encontraba un poco intransigente con las palabras sarcásticas y jocosas. Él se agitó un poco, y cuando Rukmī retó de nuevo a Balarāma, éste hizo una apuesta de cien mil monedas de oro. Afortunadamente, esta vez Balarāma ganó.

A pesar de que Balarāmajī había ganado, Rukmī, debido a su malicia, comenzó a decir que Balarāma era el perdedor y que era él mismo quien había ganado. Por esa mentira, Balarāmajī se puso muy furioso con Rukmī. Su agitación fue tan repentina y grande que parecía una marejada de océano en un día de Luna llena. Por naturaleza, los ojos de Balarāma son rojizos, y cuando se agitó y se puso furioso, Sus ojos se pusieron más rojizos. Esta vez, como reto, hizo una apuesta de cien millones de monedas.

De nuevo, Balarāma fue el ganador de acuerdo con las reglas del ajedrez, pero Rukmī, muy maliciosamente comenzó a decir otra vez que él había ganado. Rukmī apeló a los príncipes presentes, y especialmente mencionó el nombre del rey de Kalińga.

En ese momento, durante la disputa, se escuchó una voz en el aire que anunció que, desde un punto de vista honesto, se estaba abusando de Balarāma, quien era el verdadero ganador de ese juego, y que la afirmación de Rukmī de que él había ganado, era absolutamente falsa. A pesar de esta voz divina, Rukmī insistió en que Balarāma había perdido, y por su persistencia parecía que temía a la muerte sobre su cabeza.

Falsamente envanecido por el mal consejo de su amigo, no le dio mucha importancia al oráculo, y comenzó a criticar a Balarāmajī. Él dijo: «Mi querido Balarāmajī, Ustedes dos, que son hermanos, y tan sólo pastorcillos de vacas, puede que sean muy expertos en cuidar las vacas, pero, ¿cómo pueden ser expertos en jugar ajedrez o en lanzar flechas en el campo de batalla? Estas artes solamente las conocen bien los miembros de la orden principesca».



Al oír este tipo de conversación exasperante de labios de Rukmī, y oyendo la fuerte risa de todos los demás príncipes presentes, el Señor Balarāma se agitó tanto, que parecía una carbonilla encendida. Inmediatamente agarró con Su mano una maza y, sin más conversación, golpeó a Rukmī en la cabeza. De ese solo golpe, Rukmī cayó inmediatamente y quedó muerto en el acto. De esa forma, Balarāma mató a Rukmī en esa ocasión auspiciosa del matrimonio de Aniruddha.

Estas cosas no son muy raras en la sociedad kşatriyas, y el rey de Kalińga, temiendo ser el próximo en ser atacado, huyó de la escena. Sin embargo, antes de que pudiera escapar siquiera unos cuantos pasos, Balarāmajī inmediatamente lo capturó, y debido a que el Rey siempre mostraba sus dientes mientras criticaba a Balarāma y a Krishna, le rompió todos sus dientes con Su maza.

Los demás príncipes que apoyaban al rey de Kalińga y a Rukmī, también fueron capturados, y Balarāma los golpeó con Su maza, rompiendo sus piernas y sus manos. Ellos no trataron de contraatacar, sino que creyeron que era prudente huir de esa escena sangrienta.

Durante estos episodios el Señor Krishna no profirió ni una palabra, pues sabía que si apoyaba a Balarāma, Rukmiņī se sentiría muy infeliz, y si decía que la muerte de Rukmī era injusta, entonces Balarāma se sentiría infeliz. Por lo tanto, el Señor Krishna permaneció callado al ocurrir la muerte de Su cuñado Rukmī, en la ocasión del matrimonio de Su nieto. Él no perturbó Su relación afectuosa ni con su hermano Balarāma ni con su esposa Rukmiņī.

Después de esto, la novia y el novio fueron sentados ceremoniosamente en la cuadriga y partieron hacia Dvārakā, acompañados por el cortejo del novio. El cortejo del novio siempre estaba protegido por el Señor Krishna, el destructor del demonio Madhu. Así pues, abandonaron el reino de Rukmī, Bhojakaţa, y felizmente partieron hacia Dvārakā.


Textos extraídos del Caitanya Caritamrita – Madhya lila – Cap. 5 – verso 28; del Cap. 51 del Libro de Krishna, titulado «Krishna, el Ranchor»; y del Cap. 60 del Libro de Krishna, titulado «El árbol genealógico de la familia de Krishna».




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